sábado, 4 de octubre de 2008

Maestros errantes


Silvia Duschatzky es licenciada en Ciencias de la Educación y una profunda investigadora de este espacio social en crisis (la escuela) al que llama "interperie", donde docentes conviven día a día con situaciones inesperadas. Maestros errantes es su nuevo libro, de la editorial Paidós, escrito en base a experiencias docentes realizadas en el conurbano bonaerense, en el que indaga el rol docente en la actualidad. Rol que intenta definirse en la tensión de los discursos en boga: aquel que ante la crisis se aferra al deber ser, un ideal que nos protege de la realidad; y aquel que a partir de "muestras" de lo real -donde confirma las "fallas"- parte del es. Ambos discursos, nostálgicos y pesimistas, no sirven para actuar con lo concreto: Silvia Duschatzky propone abandonarlos y plantear la docencia desde la errancia.
¿Qué es la errancia? Una figura que propone el ensayo, incesantemente. Ir a la deriva contra todos los esquemas.
No es la errancia de la Modernidad (que se identifica en la marginalidad, con el docente respondiendo a la opresión), pues en la época actual, con las instituciones en crisis, no hay fuerzas contra las que rebelarse. Estamos en la era de la fluidez que Duschatzky llama "interperie", donde la errancia pasa por la oportunidad de crear lazos. De cuidar. Pero no de cuidarnos de. Si no que de cuidar-nos. Con la autoridad del docente disuelta (que emanaba de un lugar -de una institución que, como dijimos, ha caído, está en crisis), para que éste siga al chico en su itinerario no por encima si no que justo al lado, acompañándolo desde la confianza (la única forma posible de crear lazos). Donde la transmisión de la comunicación, sin la figura de autoridad que da valor a un discurso sobre el otro no vale, pero vale el acto de decir que da la posibilidad de conectarse con otros. El maestro errante tiene que salir de sí. Paradojicamente, para convertirse en maestro tiene que dejar un poquito de serlo.
El libro continúa con testimonios de adolescentes que los docentes errantes han recogido con una sutil sensibilidad para desplegar su creatividad en diferentes proyectos casi improvisados. Improvisados para chicos que viven en la inmediatez del hoy, mientras los discursos pedagógicos proyectan futuros. Prácticas que enlazan sujetos desamparados y producen situación. Como la anécdota de la reunión de egresados (ex alumnos que deambulaban por la manzana de la escuela tomando cerveza hasta que los docentes se hicieron cargo de la situación y les proponen crear un centro donde juntarse a compartir experiencias).
Vemos como la errancia constantemente va borrando límites o, mejor dicho, asumiendo que están borrados. Rompe con la ilusión de lo que debería ser el docente, que llena de resentimiento ante la imposibilidad. Adios a la ilusión de la verdadera función, que sería enseñar a leer y no, por ejemplo, atender un comedor. Porque no se puede hacer de cuenta que no pasa nada.
Pero nadie dice que es fácil y además corre riesgos. Por supuesto, el cansancio, el agotamiento, el desgaste físico y psíquico. Por otro lado la errancia corre peligro de ser absorvida. Celebrada y adornada como un proyecto que responde a otras lógicas (políticas, por ejemplo). Desviando la energía creativa (chupando la energía creativa) en exigencias burocráticas, en vez de respetarlas en otra posible forma de ser: por qué no contracultural, emancipadora.
Candela.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

guauu...qué bibliografía manejan!
Recíbanse pronto, los necesitamos.

Anónimo dijo...

hola esta muy bueno el blog

Anónimo dijo...

chicas muy bueno el trabajo que estan haciendo...!!! sigan así...esta es una profesion muy dura...siempre tenemos que seguir adelante..!!!
besos!!!